miércoles, 14 de marzo de 2018

BUSCANDO RAREZAS EN CANTABRIA

Retomamos el ritmo del blog con la que fue mi primera salida del 2018, un fin de semana de enero en Cantabria en busca de rarezas. El plan era visitar la Marisma Blanca y Cicero en busca de porrón osculado y zarapito trinador americano, respectivamente. 

La llegada a Santander vino acompañada de muy mal tiempo y yo, temeroso de que las rarezas desaparecieran, decidí casi sobre la marcha dejar las cosas en el hotel y dirigirme de inmediato a Astillero a por el porrón osculado. Así pues llegué a la Marisma Blanca a primera hora de la tarde y aposté el telescopio en una zona a cubierto de la lluvia. Ahora tocaba rastrear la laguna y tener algo de suerte. Muy animada estaba la cosa con fochas comunes, mucha anátida, una pareja de cisne vulgar y varias gallinetas comunes, entre otras aves. Después de un rato buscando sin éxito, decido moverme hasta el pequeño observatorio para tener una mejor panorámica de la lámina de agua. Bueno, pues no tardé mucho en localizar al objetivo de la visita en el otro extremo de la laguna. ¡Bimbo! La lástima fue que no había luz, llovía y estaba lejos, la observación fue pobre, y las fotos ni os cuento. Pero lo había observado, y con eso me daba con un canto en los dientes. Ahora tocaba volver al hotel y descansar porque al día siguiente tocaba el día grande.


Este día tocaba una hora de trayecto en FEVE hasta Cicero para localizar y bimbar el zarapito trinador americano que llevaba casi un año en la zona. Un divagante neártico citado por primera vez por Haritz Sarasa y David Arranz el 29 de enero del 2017. Lo dicho, casi un año (en el momento de publicar esta entrada, esta especie se ha citado el 10 de marzo). Tuve la inestimable ayuda de Álvaro Bustamante, que se ofreció por FB para acompañarme, y al que doy las gracias por su ayuda. Desde el apeadero de FEVE nos dirigimos primero a unas pequeñas conserveras de la zona para resguardarnos de la lluvia. Algún zarapito trinador se movía por ahí hasta que di con uno que me pareció distinto. Ceja muy marcada, color marrón más claro... Después de unos minutos siguiéndolo por el telescopio, Álvaro no duda a la hora de confirmar que se trata de nuestro objetivo. Estaba en el buen camino. Una tregua climatológica nos permitió acercarnos a una pasarela de madera donde había más opciones de observación. Efectivamente, el zarapito se acercó a nuestra posición, y con los telescopios pudimos verlo en detalle. Una amenazadora nube se acercaba con malas intenciones, y empezaba a lloviznar cuando nuestro protagonista echó un corto vuelo, alejándose de nuestra posición, permitiendo que viéramos la principal característica para confirmar que es trinador americano: su ausencia de cuña blanca en el obispillo. ¡Otro bimbo! Y a correr al coche. Y en ese corto trayecto, vivimos y observamos una escena de naturaleza pura que queda grabada en las retinas por siempre: un ratonero común prueba suerte lanzándose a por una incauta garcilla bueyera. Incluso yo percibo alguna pluma blanca en el aire. Lo que no esperábamos es que ¡un azor también estaba en el lance! y no nos habíamos dado cuenta. Alzó el vuelo y nos pasó delante a la altura de los ojos, pudiéndolo ver en detalle. Cuando llegamos al coche no pudimos por menos que felicitarnos por tan excepcional observación. No hizo falta ni prismáticos. El aguacero duró lo que tardamos en abandonar el lugar y asomarnos al observatorio de La Arenilla, donde observamos barnacla carinegra, colimbo grande, zampullín cuellirrojo y el famoso eider que lleva un tiempo por allí. En cuanto mejoró un poco el tiempo, regresamos a la pasarela. Álvaro se tuvo que ir al rato y yo me quedé con la esperanza de poder hacer una foto del ave pero no se dejó. El cielo volvía a amenazar y decidí regresar al apeadero, previa parada en un bar cercano para tomar algo caliente.

Último día completo, con mejoría del tiempo, y que decidí dedicar a mejorar fotos de las dos especies objetivos del viaje. Así pues, primera parada de nuevo en la Marisma Blanca para porrón osculado. La sorpresa aquí fue encontrarme con Pedro Tapia, Jesús Ruiz y Javier Martínez, que venían a lo mismo. Disfrutamos un rato del pato en cuestión.



Porrón osculado Bucephala clangula


La siguiente visita fue a la marisma de Alday, con presencia de un precioso macho de porrón acollarado. No pude resistir la tentación de unirme al grupo. ¡Gracias chicos! En una charca pegada a un complejo comercial, disfrutamos de nuevo de bastante paterío, incluido nuestro protagonista. ¡Por fin me echaba al bolsillo al macho! No era bimbo pero, como acabo de decir, le tenía ganas al macho.



Porrón acollarado Aythya collaris


Todo venía de cara. Ellos se quedaban a comer por allí y después emprendían viaje de vuelta y yo cogía el FEVE para volver a Cicero. Aproveché la espera del tren para comer. Y toda la tarde en la pasarela donde, ahora sí, pude disfrutar del zarapito trinador americano en todo su esplendor. Y conseguí algunas fotos, en vuelo también, de esta megarareza. En las siguientes fotos se aprecian las principales características que lo diferencian de nuestro zarapito trinador: ceja muy marcada, color general pardo más claro, pecho y flancos con barrado muy difuso y ausencia de cuña blanca en el obispillo (en la última foto se aprecia perfectamente). Ahora sí que me podía ir con una sonrisa en la cara, y descansar bien después de tres días a tope. 



Zarapito trinador americano Numenius hudsonicus



Zarapito trinador americano Numenius hudsonicus



Zarapito trinador americano Numenius hudsonicus



Zarapito trinador americano Numenius hudsonicus



Finalmente, dar las gracias a todos los que ofrecieron su ayuda a través de FB y por privado (especialmente a Máximo Sánchez Cobo) y me pasaron datos y coordenadas para facilitar el acceso a los lugares de observación. ¡Muchas gracias!


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